Según el conteo rápido del INE, Claudia Sheinbaum (Morena) arrasó en la elección presidencial de 2024 con un rango de 58.3 y 60.7 por ciento, seguida por Xóchitl Gálvez (PAN-PRI-PRD) entre 26.6 y 28.6 por ciento, y en tercer lugar se encuentra Jorge Álvarez Máynez (Movimiento Ciudadano) con 9.9 y 10.8 por ciento.
Tras darse a conocer los resultados, desde el hotel Hilton,Claudia Sheinbaumdio un mensaje a los medios de comunicación y destacó que ganó la Presidencia de México con 30 puntos de ventaja, además de que aseguró que Morena también se llevó la Cámara de Diputados logrando la mayoría calificada.
Aunque tarde, los ciudadanos que acudieron al zócalo para participar en la prometida fiesta de la victoria no se quedaron vestidos y alborotados. A la 1.20 am. estallaron los cohetes y la lluvia de luces iluminó a las miles de personas que esperaron pacientemente en la plancha. Vestidas con sus bandas tricolores de papel cruzadas sobre el pecho, con sus pollitos de la felicidad encendidos sobre sus cabezas, con sus gorras y sus banderas que decían “Ya ganamos”. Y sobretodo las mujeres de todas las edades con sus carteles: “Llegamos todas”.
A la una de este 3 de junio se materializó en el largo templete frente al palacio nacional lo que a lo largo de la tarde anterior muchos habían imaginado después de volcarse a las urnas como nunca antes, a la futura presidenta del país anunciando: “Este triunfo del pueblo de México es el triunfo de la revolución de las conciencias”.
La singular jornada electoral —la más numerosa, la más reñida e intensa, la más desafiante— tuvo sus sobresaltos. A las seis de la tarde todos los partidos contendientes, en la elección federal y en las estatales y la Ciudad de México, salieron a atribuirse victorias sin datos sólidos. Solamente el equipo de Sheinbaum se contuvo y se disciplinó a los tiempos del INE.
A las 11 de la noche la candidata de la oposición PRI-PAN-PRD reclamaba todavía “que no podrán esconder los votos”, y pedía a sus seguidores que no se durmieran porque “quieren que se vayan a dormir creyendo que ellos ganaron”. Una hora después el juego quedaba despejado. La misma beligerante Xóchitl Gálvez hizo un llamado a su contrincante, a la que había llamado “desalmada” entre otras linduras, para reconocer su triunfo. Esta vez la llamó doctora. La felicitó, pero le advirtió: “Vamos a seguir exigiendo”.
A partir de ese momento cayeron todas las piezas en su lugar.