Inicia conmemoración del cincuentenario del fallecimiento del artista malagueño Pablo Picasso  

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María Esther Beltrán Martinez    Fotos: J. Carlos Santana

 

Málaga, España. Creador por antonomasia de su siglo, el genio, el demiurgo, se han asentado hasta hacer que Picasso sea no sólo el mayor artista de su siglo, sino uno de los mayores, si no el mayor, de la Historia.

El 8 de abril se conmemora el cincuentenario de la muerte de Pablo Ruiz Picasso, uno de los artistas más influyentes del siglo XX. Con motivo de está fecha tan especial, se suman diversas instituciones culturales para realizar actividades en torno a la obra del artista malagueño.

Y cómo se esperaba Málaga, lugar de nacimiento de Picasso lo recuerda en grande empezando por la Casa Natal Picasso. Cincuenta años después de la desaparición  física de Picasso, su figura y su legado artístico están más presentes que entonces.

Tras acometer una serie de reformas, que han supuesto la intervención  más importante en las instalaciones desde su reinauguración en 1998. Se presenta un recorrido expositivo en el que comienza en la sala 1  con el título Pablo, crecer en el taller, recuerda la formación artística de Picasso desde niño bajo la orientación de su padre, José Ruiz Blasco.

Las salas 2 y 3 (La modelo y El artista y la modelo) son una inmersión en el universo picassiano a través de una de las claves en la formación de los artistas de su época: la relación con la modelo y el desnudo femenino.

En las salas 4, 5 y 6 evocan el entorno familiar y vital de los años de Picasso en Málaga. «Esta es la historia yo nací de un padre blanco y un vasito de aguardiente andaluz (…)». Son palabras de uno de sus primeros poemas, datado en 1936, que se reproducen en la sala 4 (La Familia), en la que pueden contemplarse sus fotografías de niño y las de sus padres, algunos objetos familiares, una sucinta genealogía y los retratos que Picasso hizo a sus padres y hermanas en un ejemplar facsímil de un cuaderno de dibujos fechado en 1895.

La sala 5 (Estilo de vida), con balcones a la Plaza de la Merced, correspondería al salón principal de la casa. Adornan sus paredes una colección de óleos que en su mayor parte pertenecieron originalmente a la familia de Picasso, incluyendo algunos especialmente dedicados a su padre.

6, el visitante encuentra la reproducción a gran escala de una firma autógrafa del artista, ‘Picasso de Málaga’, que reafirma su identidad de origen y da nombre al espacio.

Sala 7. El tema más habitual de las pinturas de José Ruiz Blasco fueron las palomas, y su hijo las adoptó como uno de sus motivos iconográficos recurrentes. Uno de sus primeros dibujos, datado en Málaga hacia 1890, muestra a varias palomas en un palomar.

Sala 8. Esta sección, dedicada al Mediterráneo en Picasso, arranca con la reproducción de un pequeño óleo, realizado en Málaga entre 1888 y 1890: El puerto de Málaga. Picasso contó a su hija Maya que hizo esta pequeña obra a escondidas, con pintura cogida de la paleta de su padre. Es una versión hecha de memoria de un cuadro de don José que colgaba en el salón de su casa, copia de Vista del crepúsculo de Málaga (1878), de Emilio Ocón. «Es lo más antiguo de todo, lo primero que hice», dijo Picasso.

Sala 9 Otra de las cosas que Picasso debe a su padre es la afición a la fiesta de los toros. El deslumbramiento que le produjo puede adivinarse en sus primeras obras infantiles con escenas taurinas, como el pequeño óleo sobre madera El picador amarillo (Málaga, 1889-1890). Su pasión por este espectáculo se refleja en una enorme producción poblada de toros y caballos, picadores y toreros.

Se muestra en la sala un testimonio de esa amistad: dos páginas de prensa con dibujos originales de Picasso. Forman parte del conjunto de medio centenar de crónicas periodísticas taurinas intervenidas con notas y dibujos dedicados a Arias, inédito hasta 2019, cuando el Museo Casa Natal lo dio a conocer. Junto a estas obras, un código QR permite oír la única entrevista grabada a Picasso en español, en la que habla de su nostalgia por España.

Cuando el 8 de abril de 1973 falleció el pintor, Eugenio Arias acicaló su cuerpo y lo arropó en una capa española. Esta capa, que le regaló Jacqueline, su última mujer, fue enviada desde Madrid por el padre de Arias, quien eligió personalmente el paño en la Casa Seseña. Con esta prenda tradicional, Picasso acudió alguna vez a los toros. En la última estancia del Museo, el visitante puede apreciar una réplica exacta de la tradicional capa española con la que está enterrado el artista.

La despedida del recorrido llega con un retrato de Picasso firmado por Juan Gyenes, cuya colección de fotografías sobre el pintor forma parte de la colección del Museo Casa Natal, y dos citas de Rafael Alberti y Mercedes Guillén. Alberti, el gran poeta gaditano, mantuvo una estrecha amistad con Picasso en los años 60.

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