Ernesto Miguel
Tras quedar al descubierto el saqueo millonario que los medios de comunicación y la mayoría de los columnistas hacían de las arcas de la nación, la “prensa vendida” ha descargado toda su ira contra el Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador y todo lo que huela a la 4T.
Aunque ya todos lo sabíamos, sólo bastaba que se confirmara el tamaño del botín que se llevaban del presupuesto federal.
Se trata de la mayoría de las televisoras, estaciones de radio y sus respectivos espacios informativos, revistas, periódicos y plataformas digitales ligados todos al poder económico. Y por supuesto sus “especialistas” y “analistas” políticos, económicos y financieros.
Dar nombres resulta ocioso, son casi todos, por no decir todos. Sería muy bueno que se les hiciera una auditoría a fondo para ver si sus propiedades y cuentas bancarias corresponden con sus ingresos manifestados ante la Secretaría de Hacienda. ¿Cuántos de ellos aguantarían ese cañonazo de 50 mil?
No hay medio de comunicación ni columnista en la actualidad que pueda llamarse imparcial, serio o respetable. Todos están vinculados con las cúpulas económicas y empresariales.
Por eso les urge que la euforia del pueblo se acabe y para ello todos los días critican la política de austeridad del Gobierno de México. Añoran el “chayote”, “el cochupo”, “las prebendas”.
Ahora en plena campaña electoral se suman los partidos políticos que demostraron ampliamente su ineptitud durante 80 años, pero no sólo fue su incapacidad, lo peor fue su deshonestidad y su traición a la patria, al entregar los bienes del país a manos privadas nacionales y extranjeras.
Estos pseudoempresarios han logrado mantenerse por la corrupción de los jueces que otorgan amparos privilegiando el interés particular por encima del público.
Y por supuesto la “prensa vendida” les otorga espacios tanto a representantes de los partidos de oposición como a las empresas que logran mantener sus privilegios.
Lo importante ahora es que el pueblo tiene otros medios para informarse y ya no tienen el poder exclusivo y absoluto de la comunicación.
Incluso las casas encuestadoras, que entregaban resultados a modo del cliente que mandaba a hacer, los sondeos en la actualidad se han moderado. Aun así, no pueden ocultar que la mayoría de los mexicanos apoya la transformación de México, que se hartó de la corrupción, del saqueo y la mentira.
Como pueden PRI, PAN Y PRD cambiar la opinión de los votantes después de que durante casi un siglo pisotearon a los ciudadanos, endeudaron al país y lo empobrecieron.
Ellos sí lograron la destrucción de México, pero la “prensa vendida” ni los ínclitos columnistas lo van a decir.
Antes, cuando un reportero llegaba a la redacción de un medio de comunicación tenía tres prohibiciones. No pegarle al Presidente, al Ejército ni a la Virgen María.
Ahora, con la “prensa vendida” pegarle al Presidente se convirtió en un deporte nacional, que otorga muy poco prestigio a quien lo practica y da pena ajena.