“A las mujeres, por género, tradicionalmente, no sólo se nos limita la independencia sino que se nos anula la potencialidad de la autonomía. Eso significa que las mujeres, en la construcción de la autonomía, debemos enfrentar dos tipos de problemas: uno, los que están ligados a la dependencia, y dos, los que están ligados a la definición propia que tiene que ver con la autonomía.
La autonomía se constituye a través de procesos vitales. Podemos imaginarla, nombrarla, pero después hay que construirla concreta y materialmente. No es sólo un enunciado subjetivo. Es un conjunto de hechos concretos, tangibles, materiales, prácticos, reconocibles y, a la vez, es también un conjunto de hechos subjetivos, simbólicos”.
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