Por Redacción
No todas las grandes historias de éxito nacen en oficinas llenas de pantallas, ni todas las empresas premiadas por su innovación son aquellas con presupuestos millonarios. A veces, la verdadera transformación comienza en lugares tan sencillos como una finca cafetalera, con personas que trabajan con las manos, con tierra, con paciencia… y con visión.
Ese es el caso de Brandon Ivan Peña, un emprendedor latino que ha logrado unir dos mundos que muchos creen opuestos: el de la tradición y el de la tecnología. Su marca, 787 Coffee, fue reconocida este año por Google con uno de los premios más relevantes en el ámbito de la publicidad digital: el Ads Impact Award 2025 en la categoría AI Excellence.
Este reconocimiento celebra a quienes logran utilizar la inteligencia artificial de manera innovadora, sí, pero también con propósito, ética y sensibilidad. Y ese ha sido precisamente el sello de Brandon: usar la tecnología para acercarse a las personas, no para alejarse de ellas.
787 Coffee no es una marca de café común. Es una comunidad, un movimiento y, en muchos sentidos, una declaración de principios. Desde sus inicios, el objetivo fue claro: producir café orgánico en Puerto Rico bajo un modelo sustentable y justo, y llevarlo directamente a las ciudades más grandes del mundo sin perder su esencia.
Hoy, con más de 20 cafeterías en Nueva York, la marca ha crecido enormemente, pero sin dejar de ser fiel a sus valores. Cada paso —desde la siembra del grano hasta la experiencia en tienda— es cuidado con el mismo respeto y atención. En sus fincas no solo se cultiva café, también se cultivan relaciones justas con agricultores, con el medio ambiente y con los clientes.
Y cuando llegó el momento de comunicar ese mensaje a una audiencia más amplia, Brandon apostó por una herramienta poderosa: la inteligencia artificial. Pero lo hizo desde otro ángulo, uno poco común en el mundo de la publicidad digital. En lugar de seguir las fórmulas tradicionales de segmentación fría o contenido repetitivo, eligió usar la IA como un canal para contar historias.
Cada anuncio, cada campaña en Google Ads, fue pensado no solo para vender, sino para conectar. Usando datos e inteligencia predictiva, la marca logró llegar a personas que valoran el origen de los productos, la sostenibilidad, el comercio justo y, sobre todo, la autenticidad. Y lo hizo sin perder su voz, sin diluir su historia en algoritmos vacíos.
“El reto no es usar inteligencia artificial. El verdadero reto es usarla sin perder el corazón del mensaje”, explicó Brandon en una entrevista reciente. Y eso fue lo que vio Google al elegirlo como uno de los ganadores de su programa internacional Accelerate: una marca que supo combinar lo mejor de la tecnología con lo más profundo de lo humano.
Detrás del reconocimiento también hay una historia de perseverancia. Brandon Ivan Peña no viene de una gran corporación ni de una incubadora tecnológica. Es un emprendedor que decidió hacer las cosas distinto. Que creyó en la tierra, en sus raíces, y en el poder de contar una buena historia con honestidad. Y ese enfoque es, hoy, su mayor fortaleza.
Su campaña logró resultados concretos: mayor visibilidad, incremento en visitas a tienda y un crecimiento significativo en la comunidad digital de la marca. Pero más allá de los números, lo que queda es el ejemplo de que se puede crecer sin venderse, que se puede innovar sin dejar atrás lo esencial.
Este premio también tiene un significado especial para la comunidad latina. No todos los días un negocio con alma artesanal y con valores profundamente sociales es reconocido por una de las empresas más grandes del mundo. Es una señal de que el impacto real no siempre está en lo más llamativo, sino en lo más genuino.
Desde cualquier perspectiva —emprendedora, tecnológica, o simplemente humana— la historia de Brandon Ivan Peña es un recordatorio valioso: que el éxito no tiene por qué sonar a ruido ni parecerse a todos los demás. A veces, el camino correcto es el que tiene aroma a café recién molido, el que mira a los ojos a quienes trabajan la tierra, y el que se atreve a combinar el futuro con el corazón.
Y si algo nos deja este reconocimiento de Google, es la certeza de que cuando se trabaja con intención, incluso las herramientas más complejas pueden convertirse en puentes para acercarnos, para inspirar y para construir algo verdaderamente significativo.