- Interpretó obras de Dieupart, Bach, Vivaldi, Corelli, Antonio Vitali, Samuel Murillo y música indígena mexicana
Con un caluroso y prolongado aplauso, el público celebró los 45 años de trayectoria de Horacio Franco, quien ofreció un emotivo concierto en el que interpretó obras de Charles Dieupart, Johann Sebastian Bach, Antonio Vivaldi, Arcangelo Corelli, Antonio Vitali, Samuel Murillo, así como música Indígena mexicana y obras contemporáneas.
Largas filas de un público diverso -adolescentes, adultos, incluso en silla con ruedas-, esperó frente al máximo recinto cultural de México para disfrutar de una gala con el flautista Horacio Franco.
Reconocidos músicos, todos ellos entrañables compañeros de profesión del maestro Franco, lo acompañaron para formar extraordinarios duetos, como es el caso del clavecinista Daniel Ortega, con quien interpretó la Suite en la mayor para flauta y continuo, de Charles Dieupart.
Respecto a la música que integró el programa, Horacio Franco afirmó: “Me identifico plenamente con la generosidad de todas y cada una de las obras que conforman este programa. Desde la primera, la suite del poco conocido compositor Charles Dieupart, quien no deja de ser enormemente generoso con cada una de las danzas, sobre todo por su inmensa creatividad armónica y melódica”.
La mini suite con flauta y violonchelo que interpretó con su colega y amigo entrañable, genio matemático Asaf Kolerstein, integrada por varias obras para teclado de las suites inglesas, francesas y partitas, “en las que cada una de las danzas es inmensamente prodigiosa y como siempre en Bach, con una bondad y profundidad infinitas.
“La esperanza e ilusión del nueve —comenta Franco— están presentes para mí en la música indígena de este país, a la que desde mi graduación en Holanda en 1985 he rendido tributo tocándola siempre que me es posible, y que precisamente es esta música la que ilusiono que permeé más en el gusto del público mexicano, no solo como joya antropológica, sino como nuestra verdadera música”.
Enrique Nieto, talentoso percusionista, quien estuvo con Franco en la Cappella Cervantina desde sus inicios en 1993, lo acompañó en la ejecución de música indígena mexicana de autores anónimos: Danza del espejo historial (Puebla); Son de la catarina, del Paabanc (maya); Danza de los voladores de Papantla;
Cuatro danzas yaquis; Velación (tsotsil) y Danza de los maromeros (cora).
Con el prodigioso contrabajista Víctor Flores, en uno de los momentos más virtuosos de la noche, interpretó una serie que incluyó obras enormemente generosas de tres grandes del Barroco: Bach, Vivaldi y Corelli.
En otro de los momentos emotivos de la noche, recordó a su amiga Erika Dobosiewicz, quien —dijo— “no sólo fue una enorme violinista, sino una luchadora enorme por la vida con todos los atributos de disciplina, generosidad, amor y esperanza que nos da el número nueve y que ella multiplicó con creces por su valor y entereza hasta el último día de su vida.
“Nos iba a acompañar tocando con nosotros hoy. Su prematura y triste partida hace apenas tres semanas ha dejado en el mundo musical un enorme vacío”.
Para ella, Horacio Franco dedicó la Ciaconna, del violinista italiano del siglo XVIII Tomasso Antonio Vitali, “cuya enseñanza violinística es tan grande como el legado musical de Erika.
La celebración concluyó con la obra del joven compositor de Sinaloa, Samuel Murillo, su concierto Llorona, calificado por Horacio Franco como “una obra fresca, nueva, sobre esta maravillosa joya tradicional mexicana que llevamos en la sangre”.
Para el estreno de esta pieza en la Ciudad de México, Franco estuvo acompañado por los jóvenes de la Orquesta Escuela Carlos Chávez.
Los palmares cerraron la gala musical por los 45 años de una amplia y reconocida trayectoria; y los ramos florales son el testimonio del cariño y admiración que le tienen al músico egresado del Inbal.
Al finalizar el concierto, la secretaria de Cultura federal, Alejandra Frausto Guerrero, y la directora general del Inbal, Lucina Jiménez López, felicitaron a Horacio Franco por su aporte a la cultura de México.