Las alertas se comienzan a encender en las oficinas de Claudio X. González, ya que se empieza a cuestionar qué tan competitiva será la candidata del Frente Amplio por México
Lo que la derecha trató de vender como un “gran fenómeno” en redes sociales y en medios tradicionales de comunicación, se está desmoronando, ya que un amplio sector de mujeres que en un principio comulgaban con ella, hoy están tomando distancia.
Primeramente, se dejó grabar en una cantina en Chihuahua el 21 de julio, en donde de manera grotesca simulaba besar un platillo en forma de pene. El post en X (antes Twitter) tuvo un sorprendente alcance de un millón de personas, pero con 90% de comentarios negativos.
El sábado 9 de septiembre, la inminente candidata de la derecha, subió a sus redes una entrevista que se realizó para promocionar a una cadena de hoteles, en la que ella se mete a la cama con el periodista español Alberto Peláez, con la intención de contestar preguntas, de las cuales ninguna posiciona un planteamiento político, por el contrario “compartió” cuestiones íntimas de su vida. Esta entrevista tuvo un alcance de 286 mil personas y también una percepción muy negativa.
Este tipo de mensajes y sus arrebatos vulgares, en donde no solo se expresa con groserías, sino exhibe sus limitaciones políticas e intelectuales, comienza a alejar el voto de las mujeres en su entorno, más la de aquellos sectores conservadores, las cuales un día sí y otro también, se han cansado de denostar al presidente y a los simpatizantes de la Cuarta Transformación, con argumentos clasistas y hasta racistas.
Dicha percepción comienza a preocupar a las dirigencias del PRIAN, por lo que han mandado a realizar un conjunto de encuestas para tratar de “pulir” la imagen y el discurso de su auto proclamada “candidata de la mujer”.
Las alertas rojas están encendidas enel interior del círculo de Xóchitl, ya que le informaron estos días que cuando fue entrevistada en la cadena N+ (Televisa) el 31 de agosto, como consecuencia de sus habituales arrebatos de vulgaridad, la audiencia tuvo una caída de más de dos millones de televidentes, cuando el objetivo era totalmente el contrario, ya que la intención era colocarla como la “candidata del feminismo mexicano”.
En ocasiones resulta complicado ganarse al electorado y, particularmente a las mujeres, pero su narrativa de no ser una mujer impuesta por un hombre, el intentar hacernos creer hasta el cansancio que ningún varón se encuentra manejándola (esto incluye a Claudio X.) se cae, ya que ante tales arrebatos infestados de machismo y en algunos casos de misoginia, han llevado al borde del desquicio a sus asesoras en temas de género.
Será casi imposible revertir esta imagen de mujer machista, actitudes que dice combatir en el discurso, pero en sus acciones las repite de manera constante.